¿Buscas un aperitivo fácil, delicioso y lleno de sabor? Las habas fritas crujientes son una receta tradicional murciana que conquista desde el primer bocado. Perfectas para acompañar una cerveza fría, como snack saludable o para sorprender en una reunión con amigos, estas habas son el picoteo casero que no puede faltar.
Durante una escapada a casa de mis padres en Murcia, pensé que iba a desconectar, descansar… y, sinceramente, escaquearme un poco de la cocina. Pero como siempre, la cocina me encontró a mí. Una tarde, mientras mi padre pelaba habas con la paciencia de un monje tibetano, me atrapó con su frase mágica: “Siéntate aquí un ratito, que esto relaja”. Spoiler: no relaja. ¡Pero engancha!
Entre charla, risas y algún que otro cotilleo, terminamos pelando una montaña de habas secas. Y ahí, entre pieles volando y dedos arrugados, redescubrí esta joya murciana: las habas fritas crujientes. Sencillas, sabrosas y tan adictivas que mi madre, que juró solo probar "una", acabó comiéndose media fuente mientras decía que “no estaban mal del todo”.
Ahora cada vez que las preparo, me transporto a esa tarde de risas y charla infinita… con la sartén chisporroteando, el olor del aceite caliente y ese primer crujido que es pura gloria.
Este aperitivo se elabora con habas secas, las mismas que se usan para los tradicionales michirones, una de esas ricas recetas murcianas que por aquí se preparan.. Son económicas, fáciles de conservar y, tras un buen remojo, se transforman en un snack increíblemente crujiente y sabroso.
No te saltes el remojo: es clave para que queden tiernas por dentro y crujientes por fuera.
Utiliza un aceite neutro (como el de girasol) para que el sabor de las habas no se vea alterado.
Guarda las habas en un recipiente hermético si te sobran… aunque te advertimos: ¡es difícil dejar de comerlas!
Cómo preparar habas fritas crujientes. Sigue paso a paso la receta de este irresistible aperitivo de frutos secos.
Coloca las habas secas en un recipiente grande con agua fría. Déjalas en remojo entre 24 y 36 horas, dependiendo de la dureza del agua. Sabrás que están listas cuando puedas pelarlas fácilmente.
Una vez hidratadas, pela las habas y sepáralas en dos mitades. Aunque es una tarea algo laboriosa, es perfecta para compartir una buena charla mientras preparas.
Calienta abundante aceite de girasol en una sartén a fuego medio-alto. Fríe las habas en tandas pequeñas, evitando que se amontonen. Remueve con frecuencia para que se cocinen de forma uniforme. Estarán listas cuando estén doradas y crujientes.
Retira las habas con una espumadera y colócalas sobre papel absorbente. Añade sal mientras aún están calientes para potenciar su sabor.