Si hay un sabor que nos transporta directamente a la esencia de la gastronomía conquense, esos son los zarajos.
Este aperitivo típico de Cuenca, hecho con tripas de cordero enrolladas en sarmientos, es todo un homenaje a la cocina de siempre.
Prepararlos a la plancha es una manera sencilla y rápida de disfrutar de su textura crujiente y su sabor intenso. Son perfectos para compartir en una comida informal con amigos, acompañados de un buen vino tinto.
Un chorrito de limón antes de servir realza su sabor y los convierte en un bocado irresistible.
Para disfrutar de unos zarajos realmente sabrosos, lo ideal es elegir piezas de cordero lechal, ya que su carne es más tierna y su sabor más delicado.
En las carnicerías de Cuenca los encontrarás fácilmente, conviene conservarlos en frío hasta el momento de cocinarlos.
Antes de pasarlos por la plancha, se pueden cortar en rodajas para facilitar su cocción y presentación. Y si te gusta un toque más aromático, puedes añadir un poco de ajo y perejil picado con aceite de oliva.
Los zarajos pertenecen a la categoría de la casquería y aportan una buena cantidad de proteínas de alta calidad.
Son ricos en hierro y zinc, además, al cocinarlos a la plancha con aceite de oliva virgen extra, se reduce el aporte de grasa y se consigue un plato más ligero que si se fríen.
Si te gustan los sabores de la cocina tradicional, te recomendamos probar también estas recetas:
Riñones de cordero a la plancha: una tapa sencilla y sabrosa, perfecta para los amantes de la casquería.
Manitas de cordero con soja en airfryer: una versión moderna y ligera de todo un clásico.
Antiadherente, resistente al rayado, fabricada en España, de fácil limpieza y con bandeja recogesalsas
Ver en Amazon Canal Telegram Canal WhatsAppCómo preparar Zarajos a la plancha con limón. Sigue paso a paso la receta de esta tapa típica de Cuenca
Calienta una plancha o sartén amplia con un chorrito de aceite de oliva virgen extra.
Corta los zarajos en rodajas de tamaño medio para que se cocinen de forma uniforme.
Coloca los trozos en la plancha bien caliente y cocínalos por ambos lados hasta que estén dorados y crujientes.
Retíralos del fuego, colócalos en una fuente y rocíalos con un poco de zumo de limón justo antes de servir.